domingo, 26 de agosto de 2012

Revolución y Ejecución

Era gobernador de la Intendencia de Córdoba el coronel Juan Gutierrez de la Concha, que conjuntamente con Santiago Allende y el general Liniers se aprestaron a resistir la expedición libertadora que debía salir de Buenos Aires. El obispo de esa diócesis apoyó el plan contrarrevolucionario. El deán Gregorio Funes se opuso resueltamente a prestarle su apoyo. El plan de la conspiración contrarrevolucionaria se había extendido sólidamente por todo el interior. Para desbaratarlo fueron necesarias la rapidez de ejecución y la energía inquebrantable de la junta de Buenos Aires. El intendente Gutierrez de la Concha trató de obtener inmediatamente la cooperación de Mendoza, donde no pocos habitantes le ratificaron su adhesión.

Antonio González  Balcarce fue quien capturó a
Santiago de Liniers y los contrarrevolucionarios
En Salta volvía a hacerse cargo del gobierno Nicolás Severo de Isasmendi, que había sido declarado cesante por el virrey Cisneros, pero una vez producida la instalación de la Junta de Buenos Aires se dio prisa en reunir unos pocos vecinos que le eran adictos para reconocerle y nombrar diputado. Cuando después la junta nombró a Feliciano Antonio Chiclana gobernador de la intendencia de Salta, Isasmendi prestó servicios de espía, haciendo creer a los realistas que conspiraba contra la Revolución.
En carta que fue interceptada, de Francisco de Paula Sanz, gobernador intendente de Potosí, a Gutierrez de la Concha, de fecha 11 de agosto, se habla de las expediciones que debían salir de Potosí y Chuquisaca para reunirse con los hombres de Porco y Chichas en Tupiza. "De dónde -escribía Paula Sanz- seguirán hasta Jujuy en la espera de los avisos de ustedes para reunírseles en todo evento; en reemplazo de estas tropas que salen, creo vendrán inmediatamente seiscientos hombres de Cochabamba y Santa Cruz, a más de otros seiscientos que no tardarán en llegar de Arequipa y Puno donde Goyeneche los mandó reunir y estaban ya allí acuartelados; de dónde supongo, habrán ya salido... enviándome a más 5oo fusiles y bastante provisión de cartuchos".

En otra carta de Vicente Nieto, presidente de La Plata y dirigida al mismo tiempo al gobernador de Córdoba, se hace referencia al plan de este último de ponerse en contacto con Montevideo, a cuya ciudad se había pedido el concurso de quinientos marineros armados y municionados. En el caso de que no hubiera reunido fuerza de resistencia suficiente, Nieto aconseja a Gutierrez de la Concha que se vaya replegando hacia Jujuy sin emprender acción alguna hasta tener el concurso del mayor general José de Córdoba. Los hombres del gobierno de Buenos Aires estaban en posesión de todos los hilos del plan militar y político fraguado contra ellos. Con fecha del 17 de agosto Moreno le dice a la Junta de comisión del ejército: "Siendo uno de los principales fines de la expedición sorprender a los pueblos del Perú antes que los refuerzos de Limapuedan ponerlos en estado de una defensa vigorosa, sería quizá conveniente que una división de cuatrocientos hombres al mando del mayor general Balcarce con cuatro piezas de    y cien hombres de caballería, se adelantase hasta Tupiza, donde se mantuviese hasta la llegada del grueso del ejército. La distancia que hay de Potosí a Tupiza impediría que esta fuerza fuese atacada tomando las precauciones y fortificación que enseña el arte".

Francisco Ortiz de Ocampo. Primer General
de la Guerra de la Independencia

Cuando se tuvo noticia en Córdoba de la inminente llegada de la expedición libertadora de Francisco Ortiz de Ocampo, los insurrectos se disolvieron, dirigiéndose muchos de ellos hacia el norte con miras de reunirse a las fuerzas españolas del Alto Perú. Pero el mayor General Antonio Gonzalez de Balcarce alcanzó a los prófugos, haciendo prisioneros a Liniers, Gutierrez de la Concha, el Obispo Rodrigo de Orellana, el Coronel Allende, el tesorero Rodriguez y el contador Moreno.

El 13 de julio la Junta comunicó a la comisión del ejército que debía desbaratar la conspiración de Córdoba, tomando presos a sus promotores. Aún no se hablaba de la ejecución. Pero el 19 del mismo mes y ante las alarmantes noticias que habían llegado sobre violencias cometidas en Mendoza, la junta vuelve a escribir a la comisión del ejército y alude al final al "ejemplar castigo" a que serían sometidos los contrarrevolucionarios de Córdoba. El decreto de fusilamiento es del 28 de julio, de puño y letra de Mariano Moreno. La Junta manda que los promotores nombrados sean arcabuceados, "en el momento en que todos o cada uno de ellos sean pillados, sean cuales fuesen las circunstancias, se ejecutará esta resolución, sin dar lugar a minutos que preoporcionasen ruegos y relaciones capaces de cmprometer el cumplimiento de esta orden y el honor de V.S. Este escarmiento debe ser la base de la estabilidad del nuevo sistema, y una lección para los jefes del Perú, que se abandonan a mil excesos por la esperanza de la impunidad".

El ex Virrey y héroe de la Reconquista Santiago de Liniers, fue fusilado por orden de Mariano Moreno

Ante esta orden de ejecución, el pánico se extendió en toda la población de Córdoba y sus principales vecinos suplicaron que no se llevara a cabo. El jefe de la expedición libertadora, Ocampo, y el representante de la junta, Hipólito Vieytes, demoraron la orden de ejecución, haciendo llegar el pedido a la Junta de Buenos Aires. A esta solicitud siguió una nueva nota de 18 de agosto, en la que se reitera la orden de ejecución; para cumplirla se envía al vocal Castelli y se declara "que los Jefes de esa expedición han atropellado las órdenes de esta Junta dando entrada a consideraciones que se había mandado anteriormente no fuesen escuchadas".
El 26 de agosto, en el lugar denominado Cabeza del Tigre, fueron ejecutados Liniers y sus compañeros, con excepción del obispo Orellana en consideración a su investidura.

Fuente: Ricardo Levene, Lecciones de Historia Argentina, Tomo II, 13º Ed., J. Lajouane & Cía. Ed. (1930)

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