miércoles, 10 de octubre de 2012

La Revolución, Una cuestión Económica

Esteban Echeverría expresó, entre otras intuiciones que merecen desglosarse de su obra, que para el conocimiento de la formación de la nacionalidad argentina es indispensable estudiar las etapas iniciales de su vida económica, clave fundamental para comprender el mecanismo de su régimen político y de sus instituciones. Juan Bautista Alberdi tuvo también claras visiones al respecto. Ambos son los precursores de esta manera de tratar los orígenes económicos de la nacionalidad argentina.

La independencia fue el resultado de la decadencia económica y política de España, y el deseo de sacudir los odiosos monopolios de la metrópoli que acogotaban el comercio de estos pueblos en beneficio exclusivo de sus clases privilegiadas.

El sistema económico con que España gobernaba a América había ya despertado reacción de los criollos y de los peninsulares residentes; se había traducido en agitaciones económicas que precedieron en toda América al movimiento de la Independencia. En Buenos Aires tuvo expresión clara en Moreno, Belgrano, Vieytes y otros, en la prensa y en algunas instituciones de carácter económico que con ese objeto se formaron, no dejando inquietar a los monopolistas.

Cuando Liniers intentó hacer un tratado que implicaba "dar libre expendio en estos dominios a las manufacturas inglesas", los "gallegos" de Buenos Aires se indignaron. Esa fue según Paul Groussac, una de las causas profundas del divorcio entre Liniers y el Cabildo:
"Había bastado que asomara en el estrecho horizonte de la Colonia el espectro del librecambio, para que los Alzaga, Santa Coloma, Agüero y demás fuertes monopolistas que dominaban el Cabildo, se alarmasen y declarasen guerra abierta al promotor de la idea". 

Martín de Alzaga. Como miembro del Cabildo de Buenos Aires defendió
sus intereses destacándose en la lucha contra la Invasiónes Inglesas.
Más adelante se opuso a la Revolución. Fue ejecutado en 1812.

La sociedad americana estaba dividida en tres clases. La primera estaba formada por el clero y la aristocracia, que gozaba de los fueros del hidalgo. La segunda se componía de comerciantes enriquecidos con el monopolio y la tercera eran los trabajadores manuales y "gauchos compadritos" del Plata. Las castas indígenas y africanas eran esclavas y tenían una existencia extrasocial.

Los descendientes americanos de las dos primeras clases, que recibían alguna educación en América, o en la península, fueron los que levantaron el estandarte de la revolución.

Una de las fuentes históricas que ofrece testimonios inobjetables es la "Representación de los hacendados de las campañas del Río de la Plata, dirigida al Excmo. Señor Virrey Don Baltasar Hidalgo de Cisneros, en el expediente promovido sobre proporcionar ingresos al erario por medio de un franco comercio con la nación inglesa.- Septiembre 30 de 1809", Mariano Moreno ha legado a la posteridad la prueba explícita del conflicto económico planteado en estas colonias a principios del siglo pasado.

El prologuista de sus escritos, Norberto Piñero, esboza en breves pinceladas el cuadro de aquella situación:
"Las comarcas que formaban el Virreinato de Buenos Aires se encontraban en una situación deplorable. La Metrópoli había querido que ninguna influencia extraña pesara sobre sus colonias y había pretendido mantenerlas herméticamente cerradas a todo tráfico con las demás potencias. El sistema de monopolio, establecido desde el principio y practicado durante trescientos años, labró lentamente la ruina económica de la colonia, o mejor dicho, aseguró en ella el predominio del atraso, del estado primitivo. Impidió el desarrollo del cultivo, de la producción, e hizo imposible el comercio internacional  En 1809 la vida era en extremo cara; los artículos más sencillos costaban precios altísimos, los agricultores y ganaderos trabajaban estérilmente, pues no tenían mercado para los productos de sus haciendas y de sus cultivos. Todos los habitantes con excepción del reducido gremio favorecido por el monopolio y de los contrabandistas, soportaban las consecuencias del enorme encarecimiento de todo.
La situación de los negocios públicos no era mejor. El erario se encontraba exhausto y endeudado; y la administración pasaba por serios apuros, necesitaba fondos con urgencia y no tenía de dónde sacarlos, por cuanto todas las fuentes de los recursos ordinarios estaban agotadas o poco menos. En semejante situación, reagravada por las desgracias que afligían a la madre patria, invadida por los ejércitos del emperador francés, lo primero que preocupó al virrey fue remediar las penurias del Tesoro y proveerse de recursos para atender los servicios públicos. Varios temperamentos se le sugirieron con tal fin; entre ellos el de abrir las puertas al comercio inglés. Los mercaderes se opusieron tenazmente a esta medida y procuraron demostrar cuán funesta y dañosa sería para el país. El Cabildo y el Consulado, cuyo dictamen reclamó el virrey, se expidieron igualmente en contra. Los monopolistas cuidaban sus intereses. Sabían que la apertura de los puertos al comercio de Inglaterra traería la ruina de sus privilegios. En cambio, los hacendados y labradores de ambas márgenes del Plata, sostuvieron la excelencia de la medida del proyecto, de la que esperaban grandes bienes y designaron a Moreno para que defendiese y patrocinase sus derechos ante el Gobierno"
Mariano Moreno. Tal vez el hombre que más evoca a la Revolución y el patriotismo. Cuando ser patriota implicaba
necesariamente levantar la bandera del librecambio y la apertura al ingreso de capital inglés.

       

El texto de la Representación de los Hacendados abunda en conceptos que especifican su carácter de reclamación económica, antes que política;
"El inmediato interés que tienen mis instituyentes en que no se frustre la realización de un plan capaz de sacarlos de la antigua miseria a que viven reducidos, les confiere la legítima representación para instruir a V.E. sobre los medios de conciliar la prosperidad del país con la del erario, removiendo los obstáculos que pudieran maliciosamente oponerse a las benéficas ideas con que el Gobierno de V.E. ha empezado a distinguirse".
Y más adelante encontramos oraciones que claman de forma explícita una apertura comercial...
"El viajero a quien se instruyese que la verdadera riqueza de esta provincia consiste en los frutos que produce, se asombrará cuando buscando al labrador por su opulencia, no encontrase sino hombres condenados a vivir en la miseria. 
Hay verdades tan evidentes, que se injuria a la razón con pretender demostrarlas. Tal es la proposición de que conviene al país la importación franca de efectos que no produce ni tiene, y la exportación de los frutos que abundan hasta perderse por falta de salida.
Estas campañas producen anualmente un millón de cueros, sin las demás pieles, granos y sebo, que son tan apreciables al comerciante extranjero: llenas todas nuestras barracas, sin oportunidad para una activa exportación, ha resultado un residuo ingente, que ocupando los capitales de nuestros comerciantes les imposibilita o retrae de nuevas compras, y no pudiendo éstas fijarse en un buen precio para el hacendado que vende, si no es a medida que la continuada exportación hace escasear el fruto, o aumenta el número de los concurrentes que lo compran, decae precisamente al lastimoso estado en que hoy se halla, desfalleciendo el agricultor hasta abandonar un trabajo que no le indemniza los afanes y gastos que le cuesta.
A la libertad de exportar sucederá un giro rápido, que, poniendo en movimiento los frutos estancados, hará entrar en valor los nuevos productos y aumentándose las labores por las ventajosas ganancias que la concurrencia de extractores debe proporcionar, florecerá la agricultura y resaltará la circulación consiguiente a la riqueza del gremio que sostiene el giro principal y privativo de la Provincia".
El petitorio pone como ejemplo de los beneficios del comercio libre a Montevideo, que mientras estuvo ocupado por las armas inglesas...
"...abrió franca puerta a las introducciones de aquella nación y exportaciones del país conquistado, momento en el cual, el inmenso cúmulo de frutos acopiados en aquella ciudad y su campaña fue extraído enteramente; las ventas se practicaron en precios ventajosos, los géneros se compraron por ínfimos valores, y el campestre se vistió de telas que nunca había conocido, después de haber vendido con estimación cueros que siempre vio tirar, como inútiles, a sus abuelos".



Mas adelante La Representación de los Hacendados se cuestiona;
"¿A qué fin tanto empeño en el aumento de brazos para fomentar la agricultura, si los frutos de ésta han de quedar perdidos por privárseles el expendio que innumerables concurrentes solicitan?"
De esta manera, llegado su momento histórico, la emancipación política se impuso y fue inevitable: el privilegio feudal, asentado en la propiedad de la tierra, pasó de manos del extranjero a las nacientes oligarquías criollas que lo retuvieron durante el siglo XIX, aunque decidiéndose nominalmente por el régimen de gobierno republicano y democrático.

Fuente: José Ingenieros, La Sociología Argentina (1908), Cap. II: La Formación de las Nacionalidades (Causas económicas de la emancipación), Centro Editor de América Latina 1979).

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