lunes, 12 de noviembre de 2012

Un Revisionismo de Fantasía

El siguiente es un artículo publicado en la edición impresa del diario La Nación del día martes 20 de diciembre de 2011. El mismo representa un esquema-resumen de la historiografía revisionista argentina y una crítica acerca de la función y validez del nuevo Instituto Nacional de Revisionismo Histórico, el cual fomenta y financia con fondos oficiales la "investigación" histórica coincidente con la ideología Nacional y Popular.

La reelecta presidenta, CFK, ha creado por decreto (1880/2011) el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, con la presidencia del escritor Mario O'Donnell. En este ampuloso título, el kirchnerismo, con su habitual voluntad refundadora de todo lo posible -y también de lo imposible-, encierra la pretensión de hacer nacer el revisionismo histórico, sobre todo ante los jóvenes, siendo que éste, como corriente historiográfica, tiene ya un largo y meritorio camino recorrido.
Podemos sostener que el revisionismo histórico nace de la pluma de Adolfo Saldías, que plasma en su obra Historia de la Confederación Argentina, en la que con documentos en la mano y entrevistando a los propios protagonistas inicia una revalorización de la acción de gobierno de Juan Manuel de Rosas, que, desde 1829 hasta 1853, año de su derrota en los pagos de Caseros, fue el actor político fundamental en una suerte de dictadura, erigiéndose como un Leviatán criollo, al decir del politólogo Vicente Massot. A esta obra, diríamos, fundacional, se sumaron otras como la de Ernesto Quesada, La época de Rosas, publicada en 1926.

La "Historia de la Confederación Argentina" de Adolfo Saldías fue la obra precursora del revisionismo cuyo eje central fue la reivindicación de Juan Manuel de Rosas por sobre el modelo liberal de la Constitución de 1853 hasta allí vigente.


       
Recién en la década del 30 surgen en distintas provincias instituciones que buscan mirar el pasado revisando lo dicho y escrito hasta el presente con una mirada crítica hacia el relato oficial o liberal, como se calificó a la escuela historiográfica que nació y se desarrolló siguiendo los postulados y la genial creación de Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López.
Así, en 1934 surgirá en Santa Fe el Instituto de Estudios Federalistas, que profundizará en los análisis sobre el federalismo y el accionar de los caudillos Estanislao López, José Gervasio de Artigas y Juan Manuel de Rosas. Pero será en 1938 cuando nace el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, que continúa hasta el presente como institución académica nacional. El mismo agrupará a escritores, pensadores, literatos e historiadores de renombre que cristalizarán la escuela revisionista.
Entre ellos encontramos a personajes de distintos orígenes políticos, como el historiador José María Rosa, de familia conservadora, militante juvenil de la Democracia Progresista de Lisandro De la Torre, que a partir de 1955, luego de su paso por el nacionalismo, adhirió al movimiento creado por Juan D. Perón en 1945. Entre sus múltiples obras podemos mencionar sus diez tomos de la Historia Argentina, su investigación sobre el pasado hispano en su libro Del Municipio Indiano a la Provincia Argentina, y La caída de Rosas, escrito de profundo rigor sobre los móviles, situaciones y acciones que llevaron a la caída del régimen rosista. Los hermanos Rodolfo y Julio Irazusta, que en algún momento de sus vidas adhirieron a la Unión Cívica Radical, también formaron parte del Instituto, investigando y dando a luz, el último de los mencionados, una obra fundamental y definitiva sobre los años de Rosas: Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia, editada en ocho voluminosos tomos. También formaron parte Vicente Sierra, autor de una Historia Argentina en diez tomos; Ernesto Palacio, Ricardo Font Ezcurra, el padre Leonardo Castellani, Carlos Ibarguren, demócrata progresista en su juventud, autor de una clásica biografía sobre el Restaurador; su hijo Federico; Manuel Gálvez, Héctor Sáenz Quesada, el oriental Luis Alberto de Herrera, Dardo Corvalán y muchos otros historiadores y escritores que produjeron obras de gran valía en cuanto a la investigación historiográfica sobre el período de la Confederación Argentina y sus principales actores.

Juan Manuel de Rosas es la figura central de la corriente revisionista


         
Es decir que el revisionismo, como escuela historiográfica, dio la batalla por equilibrar el conocimiento de los hechos y de sus actores frente a las otras corrientes de pensamiento herederas de los que habían sido en vida los opositores al gobierno rosista. La historia de una nación es una síntesis, forjada por procesos y hombres con pasiones, ideas, amores y odios, que en períodos de guerra civil se enfrentan casi hasta el exterminio.
Con el paso del tiempo, la síntesis histórica es una sumatoria de corrientes de pensamiento, ya sean liberal, revisionista o cualquier otra. Así, debemos resaltar los aportes hechos por historiadores que no provienen del revisionismo como Tulio Halperín Donghi, Félix Luna, José Luis Romero, Armando Alonso Piñeyro, Enrique de Gandía, Ricardo Levene y Ezequiel Gallo, por citar tan sólo algunos de los más relevantes.
La repatriación de los restos mortales de Rosas en 1989 con el lema "Por la Unión Nacional", como un hecho de reparación y justicia histórica, no implicó, sin embargo, demoler la memoria de sus también ilustres oponentes; como así también la revalorización de la gesta de la Vuelta de Obligado, combate contra la intervención anglo-francesa en 1845, que fuera reivindicada en su momento por el propio Libertador José de San Martín.
Ahora bien, crear por decreto y fundamentar con esquemas maniqueos que apuntan más a un programa y proyecto político presente, basado en un relato parcial que desvirtúa a la propia ciencia e investigación histórica, autoerigiéndose en refundadores de la historia, y hacerlo en nombre del revisionismo, resulta cuanto menos una falta de respeto a la memoria de aquellos investigadores de nuestro pasado que poseyeron una formación clásica, de sólida cultura, y que se debatieron desde el llano y no desde burocracias y despachos oficiales.
Este revisionismo de fantasía no tiene que considerarse heredero de aquel revisionismo que, envuelto -por qué no decirlo- en las pasiones del debate, realizó aportes relevantes al conocimiento de nuestra historia.

Autor: Ignacio F. Brancht, (Licenciado en historia y consultor).

2 comentarios:

  1. Hola Leandro, siempre subo tus notas a Google+, en este último post hubo un largo comentario que quizás te interese. Te lo paso:

    Germán Piuma Justo17:50 (modificado)Responder
    Toda la literatura que figura en el artículo estaba en casa de mis padres,mi padre en cierto sentido adhirió a ese nuevo nacionalismo, era una época en que los hijos no se hablaban con los padres,casi, Mi abuelo José Piuma-Velez conservador fue secretario de gobierno de Lomas de Zamora,de carrera . Esa etapa de la historia,se caracterizaba,por el casi desprecio a los funcionarios que eran elegidos por el voto,se decía, ya por entonces,vienen a robar. Recuerdo, cuando niño, alguien que sabia que era su nieto,la frase era, Don Pepe(su apodo) tu abuelo,ese si que es un señor. Mi padre fue funcionario de Agua y Energía Electrica,miembro del directorio y fundador de la obra social. Muchos hijos de conservadores adhirieron al primer gobierno de Perón. Puedo agregar que aun siendo rivales políticos había respeto,por los partidiarios al radicalismo,lo viví, y posteriormente tuve grandes amigos entre ellos. Esa Argentina desapareció. En mi pensar, el 2do gob de Perón produjo la fractura, en la sociedad, y de allí no paramos hasta el día de hoy, con otra nueva división, producto del fanatismo irracional, entre los K y los Anti K. Yo hoy día soy por completo defenestrador de lo que considero una cultura nefasta,basada en el poder del dinero y lo que significa " cada hombre tiene su precio"

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    1. Gracias Ceo por compartir, muy interesante el relato de este señor, y es verdad que en aquel momento muchos de los hijos de los llamados conservadores adhirieron al peronismo ya que este se presentaba como la vuelta al nacionalismo, el cual fue un movimiento que nace del mismo conservadorismo al cuestionarse el modelo inmigratorio de la Constitución de 1853. Los inmigrantes en su mayoría sediciosos anarquistas, hicieron mirar con nostalgia al gaucho, otrora enemigo en el modelo de Civilización y Barbarie. Así se identificó a Rosas con Perón. De hecho el precursor del revisionismo, Adolfo Saldías, era discípulo de Mitre. En aquel momento era refrescante escribir sobre Rosas cuando nadie lo había hecho. Hoy es repugnante ver que Felipe Pigna desempolvando los viejos libros de Jauretche, repitiendo frases completas, copiando absolutamente su estilo literario, y poniéndose en el lugar de una especie de juez moral, se cansa de vender libros. Estos tipos no inventaron absolutamente nada.
      Saludos!!

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